¿Por qué repetimos los mismos errores y conductas? Terapia en Sabadell, Terrassa y online. Psicoterapia actos compulsivos, TOC y obsesiones.

Actuar de un modo distinto poniendo conciencia en nuestra actitud y conducta.
Probablemente hayas visto la película, traducida en España como “atrapado en el tiempo”. Aun cuando sea una película en clave de comedia es una excelente metáfora descriptiva y, a la vez, resolutiva. Describe y ofrece una alternativa a la pregunta: ¿Por qué repetimos los mismos errores y conductas? Y también al cómo dejar de repetir los mismos errores.
El argumento es sencillo y se ha clonado en otros filmes. Básicamente el protagonista se encuentra atrapado en un bucle de tiempo. Cada día finaliza a una hora determinada y vuelve a despertar a las 6 de la mañana. Ocurra lo que ocurra, queda borrado para volver a empezar al día siguiente… y se repite el mismo día.
Adornado con una historia de amor, el argumento gira en torno a la toma de conciencia del protagonista. Esta concienciación es básica, también, en cualquier proceso de psicoterapia y coaching.
Y va más allá de los “cambios remediativos” dirigiéndose a un proceso de responsabilidad y autoconciencia. Veremos en este y sucesivos artículos como la conciencia es básica para responder a las dos preguntas básicas:
¿Por qué repetimos los mismos errores y conductas?
¿Cómo dejar de repetir los mismos errores?
Y volviendo a la película, como una metáfora que recomiendo ver, podemos descubrir también la clave: Cuando el protagonista, pese a visitar siempre el mismo día, percibe que la solución al enigma está en él. Como diría Gandhi: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”. Esto supone un cambio profundo de creencias que afectan al nivel de la identidad. Un cambio de paradigma de victima impotente a protagonista consciente.
Una excelente crítica basada en el psicoanálisis la puedes

Con la transformación liberamos lo mejor de nosotros mismos.
encontrar en el siguiente enlace: Ética y cine, “El día de la marmota”
En este post y los siguientes expondré las principales líneas que, dentro de la psicoterapia, ofrecen explicaciones a la pregunta: ¿Por qué repetimos los mismos errores y conductas?. Una forma metafórica de entenderlo sería preguntarnos:
¿Quién soy yo que vivo y construyo esta experiencia en mi vida?
Los actos compulsivos, la compulsión a la repetición.
Los actos compulsivos son un modo de responder a la ansiedad. Todo empieza cuando un pensamiento ansiógeno, no deseado, empieza a emerger desde el fondo de la conciencia. Esta primera fase recibe el nombre de obsesión y es estrictamente mental.
La siguiente obedece a la compulsión. Se caracteriza por la necesidad imperiosa de materializar el pensamiento que genera ansiedad. Por ejemplo, volver una y otra vez a revisar si se cerró bien la puerta.
Hablamos, generalmente, de rituales obsesivos que se repiten una y otra vez. Las primeras intervenciones en terapia irán dirigidas a diferenciar los dos planos:
– El mental (obsesión – pensamiento)
– El conductual (compulsivo – acción)
Así pues, mediante prácticas terapéuticas, ahondamos, en primer lugar, en la percepción de las dos fases. Seguidamente, invitamos a establecer una “cuña” de conciencia para diferenciar y promover alternativas.
Los dos niveles de los actos compulsivos, el mental (obsesión) el conductual (compulsión)
El primer intento por parte de la psicoterapia para explicar este fenómeno vino de la mano de Freud. Él lo llamó compulsión de repetición: Nombró así a la tendencia, en algunas personas, a repetir conductas, actitudes, pensamientos o incluso sueños. Lo más curioso de esto es que, en la mayoría de los casos se trataba de patrones de conducta o creencias no deseados.

Actitud y conducta reiterativas nos llevan, simbólica o literalmente, a la inercia y el inmovilismo.
En esta breve explicación encontramos una primera aproximación a por qué repetimos los mismos errores y conductas. No obstante, la hipótesis Freudiana era preocupante. En la respuesta a la pregunta ¿por qué repetimos los mismos errores?, y desde su visión, aparecía una conclusión preocupante:
Para Freud, la compulsión de repetición está en la base del impulso de muerte. Denominó Tanatos a esta pulsión. Según su teoría, conlleva un intento de regresión a estados primitivos de quietud, en otras palabras al reino mineral. La petrificación y congelación de la vida humana.
¿Por qué repetimos los mismos errores y conductas? La psicoterapia Gestalt
Entramos en un terreno menos determinista, el de la corriente fenomenológica y humanista de la psicoterapia Gestalt. La conducta no va orientada a una fatalidad, sino que tiene significado y sentido. Además, este significado es único en cada persona (fenomenología).
Una presuposición básica de la terapia Gestalt es la confianza en la sabiduría organísmica. Es decir nuestra experiencia vital nos dirige a situaciones en las que podamos completar nuestra autenticidad. Así pues “aparecen” escenarios que nos enfrentan a necesidades no satisfechas. Dicho de otro modo “Retos que nos incomodan”. Pero en esta incomodidad está el germen de nuestro crecimiento personal.
Estos contextos no están orientados a responder a la pregunta:

Satisfacer las propias necesidades en cualquier etapa de nuestra vida.
¿Por qué repetimos los mismos errores y conductas? Más bien nos ponen en la tesitura de ¿Cómo dejar de repetir los mismos errores?
Contrariamente a una opinión muy extendida, la terapia Gestalt no menosprecia el pasado. Más bien atendemos a cómo el (eso que llamamos) pasado está presente en el presente.
Veamos un ejemplo que simplificaré mucho para ilustrarlo de un modo directo. Por supuesto, en la realidad terapéutica no todo es tan sencillo como expondré ahora.
Trastornos alimentarios y niño interior
Imaginemos un mandato parental dirigido al niño o niña muy típico: “Si no comes mamá (o papá) no te querrán”. Creo que últimamente padres y madres no recurren tanto a esta especie de chantaje emocional. Sin embargo, no hace mucho era bastante habitual.
Existe una necesidad universal, ser querido, amado, aceptado. Esto genera un sentimiento de satisfacción, alegría, tranquilidad etc.…
El niño, desde su necesidad de ser amado, recibe un mensaje que interpreta literalmente. Este mensaje genera una gran confusión entre dos cosas que quiere. El amor de sus padres y, en ese momento, no comer. El conflicto interno está servido.
El mandato parental tiende a instalar una relación de significado que funciona bajo el formato: “Esto quiere decir aquello”. Es decir, si no comes quiere decir que papá y mamá no te querrán. El niño además puede inferir otras consecuencias: “Soy malo”, “no soy digno de ser amado”, «no soy merecedor», «soy incapaz de…», “lo que quiero no está bien” etc.
Cualquier intervención en psicoterapia, más allá del aspecto superficial/remediativo deberá atender a estas introyecciones para ser completa.
Aquí podemos encontrar el núcleo de algunos patrones del trastorno alimentario compulsivo. La respuesta a la pregunta ¿por qué repetimos los mismos errores?, en este caso comer compulsivamente, es obvia. Se debe a una creencia instalada desde la infancia originada en un asunto inconcluso.
Quiero aclarar algo al respecto. Si lo observamos bajo el prisma adulto, es obvio que la estrategia de los padres, en este caso, es bienintencionada. Pero no adecuada para la mentalidad infantil. Incluso, el eventual adulto afectado por el trastorno alimentario lo puede comprender.
Pero todos tenemos un niño interior con los registros de experiencias no asimiladas. Y su dinámica sigue muy viva, con los introyectos “tragados” literalmente.

De pequeños «tragamos» literalmente lo que nos dicen papá y mamá.
En círculos gestálticos se recurre a una metáfora para ilustrar este tipo de mandatos. Comer una manzana sin masticar. Obviamente, si la tragamos sin triturarla antes, los jugos gástricos tendrán que hacer un sobre esfuerzo. La consecuencia, malas digestiones, posibles úlceras gástricas etc.…
En el plano emocional, esto comporta conductas irracionales e inadaptadas. Pero la razón de estas no podemos encontrarla en la razón habitual. Más bien en los asuntos inconclusos, también llamados Gestalts abiertas.
Para ampliar más acerca de ¿por qué repetimos los mismos errores? bajo una perspectiva gestáltica sugiero el siguiente artículo:
Gestalt, cerrar asuntos inconclusos
En el próximo artículo examinaremos otras propuestas terapéuticas que responden a la pregunta: ¿Por qué repetimos los mismos errores y conductas?
Hasta entonces recibe un cordial saludo,
www.josepguasch.com
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