La sombra de tu inconsciente. Aceptar la sombra, consulta en Sabadell, Terrassa y online. Josep Guasch, psicoterapeuta, coach, coaching y psicoterapia (PNL, Hipnosis, Terapia Gestalt, Análisis Transaccional, Niño interior) en Sabadell y Terrassa
Robert Johnson en su libro “Aceptar la sombra de tu inconsciente” nos habla del Arquetipo de la sombra. Y nos cuenta una triste historia:

El agua. Arquetipo de vida, sanación y purificación
El Agua de la Vida brotaba libre y alegre a través de un pozo. Esta Agua tenía virtudes sanadoras y revitalizantes de las que se beneficiaba todo aquel que bebía de ella. Y ella, en su generosidad, se ofrecía a todo aquel que se acercara para conocerla.
Pero unos usureros pretendieron aprovecharla.
Levantaron vallas alrededor del pozo y la comercializaron.
El Agua enfadada, decidió brotar a través de otro pozo. Y así, la que manaba del pozo inicial, perdió todas sus mágicas propiedades.
Sin embargo, sucedió lo mismo con otros usureros. Y así seguió sucediendo. De este modo, el Agua de la Vida sigue apareciendo, cada vez, en lugares insospechados donde nadie pueda enriquecerse con usura de ella.
Y los pozos que va dejando, a su paso, solo ofrecen agua turbia.
Sin embargo, el Agua sigue manando en algún lugar y está lista, siempre para ser recibida.
¿Qué tiene que ver esta metáfora con nuestra psicología?
Esta historia nos habla de los intereses egocéntricos por apoderarse de un bien que pertenece a la Vida. Nuestro ego actúa de un modo parecido. Ignora algunas zonas de nuestra psique. Todo aquello que no obedezca a los intereses egocéntricos es reprimido, negado, sepultado. De tal modo que, aquello que era en un principio algo natural, se vuelve turbio. Tal y como sucede en los pozos de los que ya no mana el Agua de la Vida. Así nace en nosotros el arquetipo de la sombra.
De este modo construimos un guión de vida en el que lo reprimido sigue influenciándonos. Pero lo hace de un modo inconsciente y, generalmente, poco constructivo. Aceptar la sombra es el primer paso para su integración de un modo constructivo.
La sombra de tú inconsciente y el lugar en el que brota el Agua de la Vida
Ese lugar donde podemos encontrar el Agua no está muy lejos.

En nuestro inconsciente el arquetipo de la sombra espera a ser descubierto
Está más cerca de lo que sospechamos, solo que… un poco escondido. Es, efectivamente, nuestro inconsciente. Y en él, Jung postuló la existencia de algo que llamó el arquetipo de la sombra. Más específicamente dejó escrito:
“La figura de la sombra personifica todo lo que el sujeto no reconoce y que, sin embargo, le fuerza una y otra vez, directa o indirectamente.”
¿Cómo puedes encontrar indicios del arquetipo de la sombra de tu inconsciente?
Imagina que alguien, con su conducta o actitud te exaspera en sobremanera. Aun cuando pueda parecer una persona molesta, si tu respuesta emocional es exagerada, esa es una pista.
La sombra de tu inconsciente reacciona como una herida al contacto con agua salada. ¡¡Escuece!!. Esa conducta, esa actitud está entonces en ti, en tu sombra. Esta respuesta emocional es conocida como proyección de la sombra
Puede parecer algo contradictorio aceptar la sombra de tu inconsciente. Sin embargo, es importante aclarar que reconocer no quiere decir actuar según su dictado.
La luz de la sombra de tu inconsciente.
Por otra parte, aunque de esto hablaré en otro artículo, también podemos “reconocer” en otros partes maravillosas que nos negamos. Es importante aquí destacar que, en sí, lo que rechazamos en nosotros no tiene por qué ser algo negativo.

Las cualidades negadas a la masculinidad por el patriarcado yacen en una sombra luminosa.
Por ejemplo, un hombre que (por los dictados del patriarcado) rechace en sí su sensibilidad, ternura, delicadeza… es fácil que se enamore de una mujer que manifieste estas cualidades. De hecho el enamoramiento, según la psicología analítica, es visto como una proyección de lo luminoso en otra persona.
Reconocer y aceptar la sombra, “el tío del gimnasio”, un ejemplo.
Voy a relatar un diálogo con un cliente en consulta (por supuesto es un resumen. Cuento con su permiso y mantengo el más estricto anonimato).
El consultante acude a un gimnasio regularmente. Un día apareció en esas instalaciones un hombre que le exasperó de un modo exagerado. Así que, indagué un poco.
Este fue más o menos el diálogo que sostuvimos.
Cliente: Entonces apareció por ahí ese tío. Andando como un pavo real.
Josep: ¿Cómo crees que anda un pavo real?
C: Pues llamando la atención, contoneándose, en plan chulo.
J: Y eso te molesta
C: Sí, mucho.
J: ¿Y cómo es ese mucho en una escala del 1 al 10?
C: Pues…. (Aquí se detuvo un poco…) ¡Yo diría que un 9!
J: Un nueve por alguien que ni siquiera se metió contigo. Sólo por su forma de andar
C: Sí, pero es que (y aquí enfatizó lo que ocurría) ¡¡Iba llamando la atención!!
El arquetipo de la sombra filtra y distorsiona nuestra percepción de la realidad
Es curioso como el “llamar la atención” pueda molestar tanto a

Aprender a reconocer la sombra para tomar conciencia de cómo distorsiona la realidad.
alguien. Pero hay algo más. “Andar contoneándose” puede ser una descripción de hechos. Sin embargo, inferir de ello que quería llamar la atención es una interpretación, algo que dedujo el cliente a partir de sus filtros personales.
Por otra parte, su radical rechazo apuntaba a algo más. Conozco al cliente y sé que es un hombre extremadamente discreto, cauteloso y reservado, así que le lancé el reto.
Aceptar la sombra de tu inconsciente, “llamar la atención”
J: ¿Tú nunca has querido llamar la atención?
C: Bueno… sí pero no de esa manera….
J: Y cuando lo has querido… ¿lo has hecho?
C: Pues no, creo que cada cual debe arreglar sus propios problemas.
“Cada cual debe arreglar sus propios problemas”.
Esto, por supuesto, es una creencia, y en un hombre, aunque joven, “clásico”, suele ser un indicio de que no quiere mostrar su vulnerabilidad.
Es aquí donde apareció su sombra. “Llamar la atención”, para mi cliente, equivale a “necesitar la ayuda de los demás”. A esto en PNL se le llama una equivalencia compleja . Él sólo desea llamar la atención cuando tiene algún problema entre manos, pero, por supuesto no se lo permite. Sin embargo, su deseo de compartir, de ser aliviado acaso, existe… en su arquetipo de la sombra.
Ocupar “todo el espacio disponible”
C: Pues sí, llegó colocó su toalla en un aparato de musculación y se fue a hacer bici.
J: ¿Te molestó eso?
C: Pues ¡es evidente! (cuidado con las afirmaciones vehementes, suelen esconder algo “sombrío»). ¿Qué derecho tiene a ocupar todo el espacio? (Ahora una generalización)
J: ¿Todo el espacio?
C: Bueno… ya me entiendes, si está en la bici ¿por qué tiene que ocupar con su toalla otro aparato que podría utilizar otra persona?
J: Bueno… si llega otra persona le puede decir que aparte la toalla, ¿no te parece?
C: Sí claro, ¡a mí también me gustaría! tenerlo todo a mi disposición, pero no se debe hacer eso.
Importante este párrafo. El cliente no deja de tener razón, pero…
¡Aquí no interesa la razón, interesa lo que surge!.
En primer lugar indica: “¡a mí también me gustaría…”! y es obvio y razonable que en un lugar con recursos compartidos, a todos nos gustaría tenerlos a nuestra disposición en todo momento. Recordemos que aceptar la sombra no quiere decir seguir su dictado, sólo reconocerla.
Sigue con un “pero”. El pero en una frase, a efectos psicológicos, desvirtúa lo afirmado previamente (1). El “a mí también me gustaría” (la reivindicación de la sombra) queda como ninguneado al efecto de ser reconocida.
“No se debe”. Nos encontramos con lo que en terapia Gestalt denominamos un “introyecto”. Mandatos generalizados e impuestos sobre lo que se debe y no hacer. Fritz Perls, el padre de la terapia Gestalt los llamó los “Debería”.
Pero hay más…. (Por eso elegí este ejemplo). Siguió quejándose de algo de lo que en el fondo tenía razón, pero….
Aceptar la sombra de tu inconsciente para reconocer el tesoro que encierra.

El tesoro oculto en la sombra.
Veremos a continuación la sinuosidad con la que se mueve la sombra. Recordemos que solamente ponemos la atención en reconocer y aceptar la sombra, no en si tiene o no razón. El siguiente fragmento descubre algo interesante aunque no evidente.
C: El “tío” estaba ahí, mirando a todo el mundo y a todo. ¡Lo estaba controlando todo! (De nuevo una interpretación. Que “mire todo” no quiere decir necesariamente que “controle todo”)
J: ¿Y qué hay de malo en que mire a todo el mundo? ¿Eso quiere decir, necesariamente que “lo controle todo?”.
C: Bueno…. ¡lo parece!
J: ¿Lo parece o te lo parece a ti? (Le reto a que traslade la generalización a la asunción de su responsabilidad por su interpretación)
C: Bueno… ¡me lo parece a mí, pero eso es de mala educación! (De nuevo un introyecto).
El arquetipo de la sombra y nuestras potencialidades no desarrolladas.
No seguiré con toda la transcripción. En este punto destacar que es típico en una persona extrovertida estar mirando su entorno. El extrovertido dirige su atención hacia el exterior. El introvertido, al contrario, dirige su atención hacia su interior. El cliente, un típico introvertido ve a un extrovertido, son la cara y la cruz de una misma moneda.
Y este es un aspecto muy interesante de la sombra. La posibilidad que nos ofrece de completarnos. Así, un introvertido hará bien en intentar aprender de la actitud extrovertida y viceversa. Pero mientras no reconozca esta posibilidad y siga viendo a “los del otro extremo” como enemigos, perderá una ocasión de oro.
Aceptar el arquetipo de la sombra. ¿Para qué hacer consciente lo inconsciente?
Hacer consciente lo inconsciente libera la energía que utilizamos para reprimirlo. De igual manera, al aceptar la sombra de tu inconsciente te vuelves una persona más completa. Como dijo Jung:
“Prefiero ser un hombre completo a un hombre bueno”.
Reconocer nuestra totalidad nos da la oportunidad de elegir

Reconciliarse con la sombra interior
conscientemente. En el otro extremo, las actitudes maniqueístas y moralizantes conducen, a menudo, a conductas depravadas. No hace falta ahondar demasiado en los oscuros episodios que vive actualmente la iglesia católica. Solamente como un ejemplo entre otros tantos, por supuesto.
También es cierto que con este reconocimiento no termina todo el trabajo interior. Es, no obstante, un primer paso y, a veces el más difícil.
Dedicaré otro artículo a las consecuencias de no reconocer y aceptar la sombra. No obstante te invito, mientras tanto, a leer mi anterior post: Yo creo mi propia realidad… pero…¿quién soy yo?
Hasta el próximo post, recibe un cordial saludo,
www.josepguasch.com
(1) Examinemos en qué modo diferente impacta : “Hoy llueve, pero mañana hará sol” a decir “Mañana hará sol, pero hoy llueve”
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Siguientes artículos relacionados: La sombra del alma. Cuando la vida no tiene sentido, depresión noógena La llegada de la primavera y el coronavirus; La sombra del subconsciente y la escritura automática
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La sombra de tu inconsciente, aceptar el arquetipo de la sombra, en Sabadell, Terrassa y online. Josep Guasch, coach, psicoterapeuta coaching y psicoterapia (Ansiedad, acompañamiento y estrategias para adelgazar, dejar de fumar, autoestima, adicciones, etc…)