Tristeza y miedo entre los hombres. Inteligencia emocional y nuevas masculinidades. Josep Guasch, psicoterapeuta humanista, consulta en Sabadell

A menudo los hombres no reconocen la propia tristeza
¿Por qué algunos hombres se ríen o ven con una condescendencia desdeñosa la tristeza y miedo en una mujer? Fácil, porque las penalizamos en nosotros. Al no reconocerlas en nuestro interior, cuando la advertimos en ellas, proyectamos nuestros miedos y los trivializamos. En Gestalt lo llamamos un mecanismo de proyección. Si queremos construir una nueva forma de ser hombre, deberemos revisar nuestra inteligencia emocional.
A este mecanismo se puede unir (o actuar independientemente) el de la deflexión. Básicamente desconectar de la tristeza y el miedo cuando los advertimos, en nosotros o en otras personas. Se suele hacer con bromas y risas fáciles, charlas triviales, intelectualizando (en vez de experimentar y expresar…).
Tristeza y miedo son dos de las cuatro emociones básicas vinculadas a la vulnerabilidad. Además son dos emociones mal vistas en el hombre fiel a los mandatos del patriarcado. Sin embargo son dos emociones básicas, que expresamos de pequeños. ¿Qué ocurre entonces y “adónde van” cuando no se expresan?. Es importante, para entenderlo, diferenciar vulnerabilidad y debilidad. No podremos mejorar nuestra inteligencia emocional negándolas ni escondiéndolas.
Tristeza y miedo, vulnerabilidad y no debilidad
He vinculado tristeza y miedo a la vulnerabilidad y las desvinculo de la debilidad. Es importante, y especialmente para el alma masculina, establecer esta diferencia. Aunque creo que deficiente, podría considerar un consenso suficiente recurrir a las descripciones de la RAE.
Así vemos que define vulnerabilidad como:
– “Que puede ser herido o recibir lesión, física o moralmente” “Algo susceptible de ser dañado, perjudicado o deteriorado”.
Define debilidad como:
– “Falta de vigor o fuerza física”. “Carencia de energía o vigor en las cualidades o resoluciones del ánimo”

Vulnerabilidad no es debilidad.
Yo detecto en ambas descripciones una importante diferenciación que subyace a la descripción. Así parte de la definición de vulnerabilidad como algo “susceptible de ser” o “que puede ser”. He señalado expresamente el término ser que apunta a una cualidad inherente a ese algo/alguien. La vulnerabilidad es algo inherente a la condición humana. En el terreno emocional compartimos con los mamíferos el miedo y la tristeza.
Ahora bien cuando describe debilidad utiliza los términos “falta” y “carencia”. Y añade las cualidades de las que adolece ese algo o alguien débil: Vigor, fuerza física, resoluciones del ánimo…
Es decir, podemos ser vulnerables y a la vez fuertes (no débiles). Y esto implica aceptar tristeza y miedo como las dos emociones básicas que nos definen como seres humanos. Es vital entender, en términos de inteligencia emocional, estos matices: Aceptar nuestra vulnerabilidad, nos hace fuertes, aun cuando parezca lo contrario.
Ahora bien, ¿siempre es así?. Veamos una distinción importante.
Inteligencia emocional, emociones y sentimientos, temor y melancolía
Existen, los que podríamos considerar, “subproductos” del miedo y la tristeza: el temor y la melancolía. En el anterior artículo: Emociones y hombres ¿Qué nos pasa con el mundo emocional? destaqué lo consensuado como definición de emoción: “Conjunto de reacciones orgánicas que experimenta un individuo cuando responde a ciertos estímulos externos que le permiten adaptarse a una situación con respecto a una persona, objeto, lugar, entre otros”.
En lo que a este post concierne destaco de la descripción el fragmento: “responde a ciertos estímulos externos”. Tristeza y miedo, como emociones básicas, responden al aquí y ahora de estímulos externos. Por ejemplo podemos sentir miedo ante un animal salvaje que nos amenaza. Podemos sentir tristeza ante la muerte de un ser querido. Pero… ¿Qué ocurre cuando tristeza y miedo se dilatan en el tiempo más allá del evento presente? … Aparecen los sentimientos. Avanzar en nuestra inteligencia emocional requiere, también, tener clara esta diferenciación.
He señalado ya una de las diferencias entre sentimientos y emociones. Mientras las segundas están más vinculadas al presente y pueden tener una resonancia en el tiempo, en los primeros este eco en el tiempo se difiere más. ¿Por qué? Pasamos del reino de los mamíferos al humano.
En el sentimiento interviene, además de la reacción fisiológica, un elemento cognitivo. Podríamos resumir con una fórmula:
Sentimiento = Emoción + pensamiento.

En el sentimiento se mezclan emociones y actividad cognitiva.
Resumiendo mucho, si al miedo (emoción) le añadimos una etiqueta cognitiva tenemos el temor (sentimiento). Si a la tristeza le añadimos un pensamiento de perdurabilidad tenemos la melancolía.
El sentimiento es la toma de conciencia de la emoción. Es una cualidad básicamente humana y no es “positiva” ni “negativa”. Como siempre depende del uso que hagamos.
El biólogo Humberto Maturana (uno de los referentes del coaching ontológico) escribió mucho al respecto. Si estás interesad@ añado un enlace a un extracto de dos charlas dictadas: EMOCIONES Y LENGUAJE EN EDUCACIÓN Y POLÍTICA
Definición de melancolía según la RAE:
- f. Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que quien la padece no encuentre gusto ni diversión en nada.
2. f. Med. Monomanía en que dominan las afecciones morales tristes.
Una monomanía es una obsesión por una idea recurrente, es decir, el pensar reiterado y auto-referente. Tenemos, pues, una etiqueta cognitiva (puede ser una creencia, pensamiento automático, juicio etc.….) vinculada a la emoción de tristeza.
Definición de temor según la RAE:
- m. Pasión del ánimo, que hace huir o rehusar aquello que se considera dañoso, arriesgado o peligroso.
- m. Presunción o sospecha.
- m. Recelo de un daño futuro.
Términos como “aquello que se considera…” o «recelo» nos remiten, de nuevo, a etiquetas cognitivas o juicios.
Podemos ver, pues, cómo temor y melancolía son sentimientos derivados de dos emociones básicas: Miedo y Tristeza respectivamente. Si tenemos suficiente inteligencia emocional sabremos establecer la diferencia. Y a partir de aquí gestionar adecuadamente, bien sea emoción o sentimiento.
Aun cuando pareciera una digresión he creído oportuno hacer esta diferenciación entre las emociones y los sentimientos. Volvamos ahora al tema de Miedo y Tristeza en el hombre.
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El lugar de poder de un hombre es su casa.
El patriarcado sostiene una dinámica en la que el valor fundamental es la dominación. El más inteligente, listo, rico, mejor posicionado etc. Sin embargo, en la realidad pocos hombres pueden aspirar a estas cotas de máximo poder. Por esto se estableció el “título honorífico” de “cabeza de familia” al hombre.

Existe una equivalencia peligrosa y equivocada entre poder y agresividad.
Es habitual aún en muchos países que la mujer pierda su apellido al casarse. Incluso los hijos, por defecto, adoptan el apellido paterno como el primero. Este no es más que un ejemplo de este mandato patriarcal.
Así pues, siendo el cabeza de familia el hombre, difícilmente expresará emociones vinculadas a la vulnerabilidad: Tristeza y miedo a la cabeza. El hombre adoptará roles que pueden ir de lo amorosamente protector a lo violentamente controlador. Tanto en un caso como en el otro, estas dos emociones básicas son incompatibles con el ejercicio de este rol.
Las emociones básicas -y sus derivados- más vinculados a la expansión (alegría y rabia) serán las predominantes en este estereotipo masculino. Por supuesto en detrimento de aquellas que supongan una contracción: Tristeza y miedo a la cabeza.
Así pues, los hombres, en términos de inteligencia emocional estamos «educastrados».
Tristeza y miedo entre hombres… ¿Qué tal?
Entre hombres, aún nos atrevemos menos a expresar emociones asociadas a la tristeza y el miedo. Es un mandato que tenemos profundamente internalizado. Además, si tenemos la obligación de ser los más…. (lo que sea), el introyecto profundo es que debemos competir con los otros hombres.
Podemos, si vamos muy “apurados” reconocer nuestra vulnerabilidad ante una mujer en la que confiemos mucho. Pero ante un hombre… es como exponer la yugular a la mirada del conde Drácula.
Y es aquí, donde la inercia de la educación, nos moviliza en sentido inverso al de la inteligencia emocional. Nos retenemos, bloqueamos y evitamos reconocer y expresar nuestras emociones y sentimientos.
Es precisamente por este motivo por el que la mayoría de los grupos de hombres son no mixtos. Se trata de superar esta barrera invisible, este techo de cristal. Ser capaces de “entre nosotros” reconocernos como vulnerables, con la tristeza y el miedo como principales causas. Y vencer esta inercia a competir entre nosotros bajo el criterio de aparentar no vulnerabilidad.
Los celos el miedo y la tristeza.
Nos volvemos celosos si percibimos una amenaza hacia algo que consideramos nuestro. Hay dos conceptos aquí interesantes: temor y nuestro. Sabemos que, en términos de inteligencia emocional, el temor es un miedo fantaseado. Y el concepto «nuestro» bebe de los mandatos del patriarcado y el amor romántico. La pareja es alguien «nuestro»…, 😯
Si a esto añadimos el mito del amor romántico “los celos son una muestra de amor”, tenemos la fórmula «perfecta».

El hombre no suele expresar los celos… hasta que los expresa.
Pueden ser celos a perder el ser querido (temor a que alguien seduzca a la pareja). También celos profesionales (temor a perder un estatus o rol social). El temor siempre implica un miedo a perder. Y el miedo a perder anticipa una tristeza por una pérdida anticipada. Este es el vínculo entre miedo y tristeza en los celos.
En los celos existe miedo (temor) y tristeza anticipados.
Mientras que la mujer es más proclive, si tiene celos, a expresarlo, el hombre suele callar. Existen estudios que, incluso evidencian que los hombres somos más celosos que las mujeres. Sin embargo la percepción social es contraria debido, precisamente, a que la mujer suele expresarlo más abiertamente.
Para la mentalidad masculina/patriarcal, expresar celos es una muestra de «debilidad». Y, por supuesto que en la mayoría de los casos existe una autoestima dañada. Pero el primer paso (¡cuidado no el único!) para sanarlos es reconocerlos. Y volvemos al precepto básico de la inteligencia emocional, tomar conciencia.
El hombre, cuando no expresa los celos, es como una “olla a presión” expuesta al fuego sin válvula de seguridad. ” Esto puede generar una explosión de rabia en el momento menos pensado. Esta rabia solemos justificarla mediante una proyección de la culpa en la mujer. Por ejemplo “soy celoso porque ella provoca a los hombres”. Cualquier cosa menos reconocer la emoción de la vulnerabilidad implicada en el temor a perderla.
Incluso, favorecido por el sistema patriarcal, existe el concepto de que la “pareja es mía”. Con este mandato social firmemente instalado, el hombre se exonera de aceptar el miedo y la tristeza anticipada de los celos. Esto hace, que la expresión de los celos en el hombre, sea mucho más violenta que en la mujer.
Los celos son más habituales en hombres que en mujeres…
pero los «expresan» de un modo distinto
Y si miedo y tristeza (emociones básicas) no están disponibles… aparece la rabia. La rabia, junto con la alegría, es la que completa el ciclo de las cuatro emociones básicas. A menudo esta rabia se expresa mediante la violencia machista.
Esta forma de expresión contaminada de los sentimientos es parecida a la gestión de la frustración en el hombre. Para más información mi artículo anterior: Emociones y hombres … ¿Qué nos pasa con el mundo emocional?
Inteligencia emocional y hombres un reto para avanzar hacia una sociedad igualitaria.
Hasta aquí un pequeño intento por señalar las reticencias del alma masculina ante los sentimientos y emociones que impliquen vulnerabilidad. Creo que debemos seguir trabajando para avanzar en nuestra inteligencia emocional. De este modo, gran parte de los problemas existentes en nuestra cultura patriarcal, creo, podrán, por lo menos, suavizarse. Los grupos de hombres pro-feministas trabajamos en esta línea.
Una de las modalidades terapéuticas más efectiva para el reconocimiento y expresión del mundo emocional es la Terapia Gestalt.
Hasta el próximo artículo, recibe un cordial saludo,
www.josepguasch.com
Anterior artículo relacionado: Hombres y emociones ¿Qué nos pasa con el mundo emocional?
Tristeza y miedo entre los hombres. Inteligencia emocional y nuevas masculinidades. Josep Guasch, psicoterapeuta humanista, consulta en Sabadell.